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miércoles, 8 de junio de 2011

EL ANÁLISIS INSTITUCIONAL DE FOUCAULT

Michel Foucault nos hace plantearnos el pensamiento y la racionalidad que, desde hace más de tres siglos, determina a la prisión como medio más eficaz de castigo ante la infracción social. El autor recalca la importancia de la consciencia no únicamente sobre las instituciones y sus efectos, sino sobre las ideas que las mantienen, ya que los sistemas de pensamiento nos parecen tan evidentes que toman parte de nuestras actuaciones y percepciones sin tan si quiera cuestionárnoslo.

A causa del fracaso ante la consecución de su objetivo primordial (erradicar el acto de delinquir), la prisión se sirve de efectos explícitos en sus proyectos para transformarlos en fines. Es por este motivo que Foucault aclara el concepto de racionalidad o finalidad de la institución, que se refiere a los objetivos propuestos por esta y a los medios que dispone para alcanzarlos: el proyecto institucional.

Así, pasa a plantearse los efectos, que se supone que se consiguen en tanto se cumplen los objetivos del proyecto institucional. Aunque la realidad es que muchas veces el efecto no coincide con lo estimado. Ante el desajuste entre efecto y finalidad, podemos trazar dos posibilidades: reformar la institución, lo cual no suele darse, o cambiar el sentido de los efectos para algo imprevisto que le aporte una nueva utilidad, lo que Foucault denomina usos. De esta forma, el autor afirma que, aunque no haya eliminado las actuaciones delictivas, la prisión despoja a sus internos de la libre circulación social, dejándolos fuera de la comunidad.

Resulta de gran interés hacer una diferenciación entre lo instituido, que se refiere al “sistema de normas y valores que orientan las conductas” (“Aquí las cosas se hacen así”), y lo instituyente, que “tiene que ver con las capacidades de innovación que se presentan dentro de las organizaciones, son prácticas concretas que provocan movimiento frente a lo establecido” (“Aquí las cosas se deberían hacer así”). Son dos fuerzas contrapuestas en la institución, pero que conviven en ella.

Lo instituyente surge cuando hay un desacuerdo con lo establecido en la institución. El educador social estaría en lo instituyente. En cambio, lo instituido siempre va a tener tendencia a permanecer; lo instituyente no supone un cambio inmediato en la institución y puede llegar a convertirse en lo instituido; ya que las instituciones se están reestructurando continuamente.

A raíz de los nuevos usos en cuanto a los efectos de los que habla Foucault, se generan nuevas conductas racionales que responden, aun sin estar en el programa inicial, a nuevos objetivos; a este nivel de análisis lo denomina configuraciones estratégicas. Pero cabe destacar que ningún grupo o sujeto es responsable de dichas estrategias, pero que son totalmente conscientes de las mismas.

De esta manera, Foucault se plantea por qué la cárcel, existiendo tantos modos de castigar, ha perdurado desde el siglo XVIII a pesar de su aparente fracaso, y cómo esta ha ido influyendo en la práctica judicial y en el derecho penal. Asimismo, se pregunta por los lazos que la justicia y la psiquiatría han ido entretejiendo; “el sujeto de derecho se ve reemplazado por el neurótico o el psicópata, más o menos irresponsable, cuya conducta vendría determinada por factores psico-biológicos”, que afirma Foulek Ringelheim, tras escuchar a Foucault destacar la importancia de tener en cuenta las consecuencias y riesgos del funcionamiento de la justicia a la hora de determinar una decisión penal según una conducta buena o mala.

Cabe destacar también que Ringelheim, en su entrevista a Foucault, plantea a este la solución de Louk Hulsman ante el fracaso de la prisión (su abolición) y la relaciona con la liberación del sentimiento de culpa en una sociedad, si esta llega a darse; ante esto, Foucault resta importancia al planteamiento sobre si una sociedad funciona o no sin la culpabilidad, alegando que lo interesante sería cuestionarse si esta sociedad podría utilizar la culpabilidad como principio organizador y fundador del derecho.

Para finalizar la entrevista, Foucault defiende la idea de que todos los individuos son sujetos de derecho, por lo que pueden ser castigados o penalizados al incumplir las normas sociales, pero la sociedad debe reconocerlos como tales. Según el autor, debemos repensar el sistema penal y que este defina manifiestamente lo que puede ser o no considerado objeto de castigo, así como la precisión de las reglas del juego social.

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